El paisaje es algo que se construye a través del ojo humano y es que esta ilusión a través del recuadro, es capaz de evocar diferentes conexiones con recuerdos de distintos tiempos. Como brisa, llega el recuerdo de un espejismo del desierto, que muestra donde han habitado todas estas formas, algunas enterradas en lo profundo de la chuska- otras- allá muy cerca de los astros.
Cuando el espacio físico es limitado, queda solo el alma para poder viajar a estos lugares, y es que el paisaje viene a tomar la forma de un suvenir, de un juguete o de una figura del pesebre, para así construir un ecosistema que se alimenta de los desechos del hogar – todo sirve para que siga creciendo en este encierro.-“Porque solo la fantasía perversa puede salvarnos”-
Bajo esta mirada es que se construye una serie de diferentes figuras zoomorfas realizadas a partir de desechos plásticos y orgánicos, luego recubiertas con materiales de los trajes del carnaval andino, lanas sintéticas, lentejuelas y pintura, que en su figuración escultórica, hacen fantasías de las referencia a las distintas manifestaciones culturales presentes en la región de Tarapacá.