La pieza “Mensaje del mensajero” se despliega como un ritual contemporáneo, donde la artista se convierte en un medio de transmisión. Vestida de manera sencilla, porta un saco sobre su cabeza que oculta un objeto. Con pasos medidos, recorre la entrada del museo hacia el espacio expositivo, creando una atmósfera durante el trayecto. Al llegar a un punto focal, revela el objeto contenido en el saco: una escultura fragmentada. Con gestos precisos, ensambla las piezas, transformando el objeto estático en una entidad dinámica. Este acto de construcción es acompañado por un canto en aymara, que añade una dimensión sonora a la performance. La artista, a través de su cuerpo y su voz, establece un diálogo entre el pasado y el presente, entre lo individual y lo colectivo.